Oiga, que han salido un montón de salmantinos a la calle el otro día. ¿80.000, 90.000... cuántos han sido llenando la Plaza Mayor? Qué fiestorro: ahí corría el vino y la coca de vecino a vecino en feliz armonía, unidos por un motivo. No me preguntéis cual.

No voy a entrar aquí a criticar o alabar nada, ni a defender a unos ni atacar a otros, excepto quizá a los fachorras peperos; o al Cardo aprovechado.
Tampoco voy a juzgar si es justo o no es justo que parte del Archivo se lleve a Cataluña, ni si es el momento apropiado, ni la decisión idónea.
¡No!, a mí me interesa la fiesta, el pueblo llano, bajo, sucio y sudoroso oliendo alerones de los manifestantes a diestro y siniestro... frotándose unos a otros lascivamente.

Este pueblo querido, esta España, grande y libre. ¡Arriba los salmantinos joder! ¿A quién coño le importan esos archivos? ¿Cuántos de esos salmantinos se ha preocupado o ha tenido en su poder alguna vez alguno de los documentos que lo componen? Tanto rollo, leñe. Que hagan fotocopias.

En la Edad Media los monasterios estaban llenos de monjes copistas. Se dejaban los ojos, la espalda en copiar los documentos que llegaban a la abadía. Los monjes lo sudaban día y noche, de ahí el extraño color amarillento de los pergaminos. Y los dejaban monísimos, a todo color, una filigrana, y luego el original partía hacia otros lugares.
Ahora en vez de monjes tenemos Xerox, un nombre mucho más sofisticado, dónde va a parar. Y digo yo, que al que maneje el documento le va a dar igual si es el original o copiado o tallado en piedra; si trae lo mismo.
O que lo digitalicen y lo pongan a disposición de todo el mundo a través de Internet, nadie lo miraría de todas formas. Además el Archivo ya está suficientemente disperso. Los investigadores ya tienen que viajar prácticamente por toda España para realizar sus consultas; es una excusa fantástica para viajar, conocer, y disfrutar de la gastronomía diversa y maravillosa del país. Y también Cataluña oiga por qué no? Siempre que se laven las manos antes de tocar los documentos, que los lamparones de grasa no quedan serios, ni bonitos.

Sin embargo a esa ama de casa Salmantina que se comunica a voces con su vecina y su mayor preocupación es si las patatas nuevas son realmente nuevas o ya son adolescentes... Le suda el coño los papeles: originales ni copiados ni serigrafiados ni nada de na... los usaría para envolver bocatas de mortadela con aceitunas. ¡Pero ahí estaban igualmente! ¡En la fiesta! Demostrando una vez más que somos títeres a manos de los políticos; desviándonos de los temas que de verdad nos importan. ¡80.000 personas joder! Que se manifiestasen por la Guerra de Irak, por un atentado; por yo que sé, por que le suban el sueldo al pobre Herminio que se deja la piel en el curro. ¿Pero por esto? Por favor, no les hagáis el juego!! Bastante juegan ellos ya.
Como corolario final a este brillante artículo diré que me da igual. Que lo importante es que se lo hayan pasado bien ahí a voz en grito, gritando cositas, saliendo de casa, tomando el aire, refrescando el sobaco, y charlando de la patata nueva mientras exhiben pancartas que no sé qué ponen.