Se han incluido en la lista de juguetes peligrosos las nuevas minimotos a gasolina que se venden en los mercadillos. Aseguran que ésta se incendian y tienen riesgo de explosión cuando se usan.
Esto no es más que otro capítulo en el macabro miniuniverso de los juguetes mortales.

Actualmente se clasifican en 3 grandes categorías:

a) Juguetes moderadamente peligrosos:

Ejemplos de este nivel de peligrosidad son los siguientes juguetes:

Bolsa de plástico: no deje nunca a un niño menor de 7 meses jugar con una de ellas, el plástico puede producir alergias.
Grapadora: tras su inofensivo aspecto se esconde un riesgo moderado de daño psicológico.
Este tipo de dispositivos sólo parece funcionar bien con hojas de papel. Los resultados sobre otro tipo de superficies, como ropa o piel, pueden ser frustantes y desalentadores para los adolescentes.
Mechero: Leve riesgo de intoxicación por gases si mantenemos pulsado mucho tiempo el émbolo sin producir chispa.

b) Juguetes peligrosos:

Comba: Aplicado alrededor del cuello puede producir desagradables rozaduras.
Diábolo: Su nombre intenta avisarnos del enorme peligro que esconde. En este mismo grupo englobamos a los boomerangs y los tirachinas, usados con frecuencia como armas de destrucción masiva.
Petardos y cohetes: Usados cerca del oído pueden provocar sordera transitoria.
 
c) Juguetes mortalmente peligrosos:

Peonza: Es prácticamente instrumentación quirúrgica para extracción de globos oculares. Popular en el mercado negro de órganos en China.
Yo-yo: El riesgo de explosión cuando se arrojan sobre tanques de gasolina es demencialmente alto.
Oso de peluche: Estos productos tienen un coeficiente de dilatación inusualmente alto. En verano, la presión interna soportada por uno de estos ositos puede ser tal que sus ojos de plástico salten disparados con una fuerza suficiente como para atravesar 3 cráneos a 8 metros de distancia.