La venganza es un plato que se sirve... caliente

Casi he gastado los ocho bolígrafos que me compró thessoro de tantos dibujos como he hecho. Lo último que dibujé fue un plano detallado de un reactor nuclear de fusión de 300 terawatios, y a thessoro le ha venido muy bien para anotar por detrás la lista de la compra y envolver pescado.

Ayer abrí la nevera y me encontré nuevos regalos, era una hembra de esa especie a la que aquí llamáis pulpo, despatarrada sobre un plato.
Me la llevé al cuarto de thessoro para que entrara en calor, la pobre estaba muy rígida y fría. Y bueno... una cosa llevó a la otra, nos dejamos llevar por la pasión y descargué mi tinta sobre ella, rodeándola con mis 13.4N de agarre en mis tentáculos.

Mientras estaba satisfaciendo mis necesidades como tanhausereano, entró thessoro en su habitación; me asusté mucho porque se puso a gritar,  diciendo no se qué de la cena, y no se qué de no follar la comida a voz en grito.  Me dijo muchas cosas desagradables.

A la hora de la cena me sentó a la mesa, cosa extraña puesto que siempre me suele llevar la comida a mi habitación. Levantó la tapa de un recipiente de barro, y allí estaba humeante, mi pequeña princesa terráquea...
Thessoro estaba muy serio,  empezó a cortar en pedacitos a la inocente criatura y a comérsela mientras me miraba. De repente empezó a escojonarse, se reía con la boca llena el cabrón de él. Le caían unos lagrimones como puños mientras se llevaba a la boca más y más
trozos del pulpo que tan bien había satisfecho mis impulsos. A thessoro estaba a punto de darle algo. No paraba de mirar mi cara de sorpresa y golpeaba con el puño la mesa, roto de risa.

Cuando no se dé cuenta voy a empapar de tinta toda su colección de revistas pornográficas, ésta me la va a pagar...

Al día siguiente parecía un poco arrepentido, y me compensó sacándome a la calle a dar una vuelta.
Insiste en ponerme la correa que usaba con su perro cuando era un cachorro, y yo le digo que no es necesario, que aquella ocasión en que salté encima del parabrisas de un coche y causé un accidente no se volvería a repetir.

Las aceras están sucias, y mis tentáculos no están acostumbrados a tanta porquería, creo que están perdiendo fuerza de agarre...
 - ¿Qué quieres que te compre, calcetines? - dice thessoro
 - ¿Podrías limpiar la acera?.
 - Te compraré calcetines.
 - uhmmmm.
 Nos encontramos con una amiga de thessoro, que se llama Paloma. Cuando dos seres humanos se encuentran, proceden a un rito de reconocimiento consistente en acercar sus cavidades bucales a sus mejillas. Imagino que será parecido al sistema tanhausereano de reconocimiento
 por olor. Salté a la cara de Paloma, para que se impregnara de mis olores y pudiera asociarlo en un futuro, pero no le pareció adecuado porque se puso a gritar, me tiró al suelo y me dio una patada. Los humanos tenéis una forma muy tosca de conoceros.

 - Debería haberle enseñado mis deposiciones - le comento a thessoro - quizá eso hubiese sido más apropiado.
 - Es posible - responde - Pruébalo la próxima vez.
Por las calles caminan personas muy variadas. No sabía que también era costumbre humana exhibir las deposiciones en sociedad. Sin embargo, me he encontrado sopresas muy agradables caminando por vuestras calles.
 - Mira thessoro, qué magnífica deposición, sin duda es un ejemplar humano de la máxima categoría.
Me detuve delante de ella y la observé con admiración, casi quise aplaudir con dos de mis tentáculos, como hacéis aquí cuando algo os gusta, pero thessoro me dio un tirón brusco de la correa: - ¿Quiéres dejar de oler las mierdas de la calle?
Definitivamente este chico tiene un grave complejo con sus deposiciones.
 

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