El otro día hablando con Paloma sobre su secta, le decía yo que era extraño como la Iglesia no aprovechaba aún más (si cabe) sus tentáculos financieros para hacer dinero con el merchandising. Ya puestos a prostituir y manejar la imagen de sus super-estrellas (Jesús, María, Dios y los secundarios del Nuevo Testamento) como les viene en gana, según los vientos que soplen. Pues coño, que se saquen unos dinerillos, que seguro que Ratzinger esta ahora pelado, que Juanpi II era un derrochón tanto viaje, una fortuna en dietas oiga. Y claro, el viaje no es sólo el viaje, que si un recuerdo para mi ayuda de cámara, regalos para los hijos, un pastón. Y luego las comidas claro, que a quien no le apetece una buena comida cuando va de viaje.
Pues total, que aquí van unas cuantas ideas, para engrasar la maquinaria oxidada del vaticano, que parece que se les han acabado las ideas. Y mira que han tenido, y han sido originales, que oye, para extorsionar y chantajear a la humanidad durante dos mil años hace falta imaginación: no vayamos ahora a ser fanáticos y a no reconocer los méritos donde los hay.
Comencemos por una obviedad, una joyita del merchandising tan evidente que no sé cómo aún no se distribuyen de forma masiva en colegios católicos, conventos y cárceles de todo el mundo. Con ustedes, la regla de la Virgen de Regla.