Hola amiguitos de Sacapuntas!! Thessoro me ha dicho que aún tengo que mejorar un poco como crítica televisiva después del intento de "Mira quién baila" y Anne Igartiburu. Es por eso que me vuelvo a la sección de religión otra vez, que es lo que de verdad me gusta.
Pues bueno, hoy voy a hablaros de las velas en las iglesias. Cuando le dije el tema de mi artículo a thessoro me propuso este título, y me gustó mucho, thessoro me ha dicho que es un juego de palabras.                                            
                                       
- ¿Como el Tabú?                                                     
- Sí, exacto Paloma.

Me encantan las velas, en mi casa tengo muuuuuchas de muchos colores y por todos lados. Al lado de mi cama, donde el despertador y los tampax, delante del espejo donde pongo las fotos de las excursiones de la parroquia. Tengo fotos de Justino, de Segis, incluso una de thessoro con Gilbertito. ¿Sabéis que el otro día me saltó a la cara? Qué cosa más rara y qué mascota más peculiar. ¡Uy! como siempre se me va el tema. A ver, velas.
Eso, tengo de muchos colores, pero en la iglesia sólo puede haber de color blanco, ¿Por qué? porque si no es pecado, claro, ¡tengo que explicarlo todo!
Me encantan esas velas grandes, tiesas y rectas que se levantan mirando directamente a Cristo.
Con lo que más disfruto es con el cirio Pascual de Justino, me lo deja tocar muy pocas veces porque dice que es sagrado (y al tocarlo se 'des-sagra' por lo visto) pero cuando agarro con mis manos esa cosa tan gruesa es como tocar al mismísimo Dios. Algunas de ellas tienen una especie de cubierta de plástico roja, y son mucho más gruesas y cortas. Hay otras que son estrechas y alargadas, pero sin duda yo me quedo con las gordas y rojas.
Justino me llama maniática pero no puedo con las que están torcidas, cuando me las encuentro tengo que ponerlas tiesas, si no no estoy contenta. Las veo ahí en el altar todas inclinadas y tristonas y me parece que están ofendiendo a Jesús, así que con mis manos las enderezo hasta que quedo satisfecha.
Lo mejor es cuando Justino las enciende y toda esa cera derretida se desparrama por el suelo dejándolo todo blanco. Luego esas manchas se secan y son muy difíciles de quitar.

Me encanta jugar con ellas, agarrarlas, darles vueltas... pero a Justino no le parece bien:

- No juegues con las velas Paloma, son instrumentos de Dios.
- ¿Instrumentos para qué Justino?
- Para iluminarle claro, ¿para qué más sirve una vela?
- No sé Justino - Agarré la vela con mis manos -. ¿No servirían para algo más eh Justino eh? No sé ¿Qué cosas podría hacer yo con esta vela Justino? Si lo sabes has de decírmelo Justino, eh? Tú conoces todos los secretos de Dios y tienes que decírmelos.

-  Jajaja Paloma, algunas cosas quedan para uno mismo. ¿Te imaginas que los magos desvelaran todos sus trucos?

Me quedé pensando un momento, y pensé en Tamariz, ese hombre tan divertido que hace unas cosas con las cartas maravillosas, y que luego lo celebra tocando un violín imaginario. Lo veo con ese pelo blanco y largo, como el mismo Dios. Seguro que Dios podría hacer trucos mejores que los de Tamariz, y podría tocar un violín imaginario mejor que él. Incluso podría convertir un violín imaginario en un violín real, porque él todo lo puede.
- Y cuando Coperfil el mago de la Chifer hace desaparecer cosas...  ¿No desaparecen de verdad?
- No Paloma, es un truco de magia.
- Pues no se nota
- En eso consiste, claro, al buen mago no se le notan los trucos.
- Pues entonces Dios es un gran mago.

Justino se puso un poco serio:
- No Paloma, Dios hace milagros, no trucos de magia.
- Y si nadie nota los trucos ¿cómo los distingues?

Pasaron varios minutos, yo miraba a Justino y Justino me miraba a mí.

- Me tengo que ir, Justino.
- Muy bien hija, reza mucho y sé buena.
- Sí padre, voy a rezar para que Dios le de un violín a Tamariz.