Gran cantidad de ondas electromagnéticas nos atraviesan constantemente. Las radios, las televisiones, el wifi, los teléfonos móviles. Decenas de conversaciones traspasan nuestras entrañas sin que nos enteremos ni podamos hacer nada.
En el caso de las televisiones la alarma ha saltado recientemente. A varias mujeres que acudieron a centros sanitarios por diversas molestias se les diagnosticó un embarazo en las últimas semanas. Esto no tendría nada de peculiar de no ser porque las pacientes declararon no haber mantenido contactos sexuales en los últimos meses.
El caso nunca se hubiera destapado de no ser, no quiero echarme flores, por mi inestimable ayuda. Como decía, las radiaciones electromagnéticas a través de la cual podemos sintonizar nuestro televisor son señales de alta frecuencia que tienen una presencia constante en el aire que nos rodea. La información necesaria para que se forme una imagen en el televisor viaja sorteando nuestras neuronas, nuestras vísceras, a tu perro y a tu madre.
Por ejemplo: incluso aunque no estés viendo Grand Prix, la señal de su tranmisión atraviesa tu cuerpo. Cuando se hace un primer plano de Ramón García ese primer plano te atraviesa y te posee, está dentro de ti unos instantes.
Ya había venido yo observando ciertas reacciones corporales que coincidían extrañamente con la hora de emisión de este programa. Entre ellas: fiebre, mareos, taquicardias... esto tampoco sería raro si realmente viese el programa, pero no es el caso. Las reacciones se sucedían incluso con el televisor apagado.

Es bien cierto que Ramón García, aprovechando los primeros planos en su programa, hace sutiles gestos, modula la voz de una determinada manera que provoca cambios inapreciables en la señal transmitida y que se traducen en las molestias antes indicadas.

La teoría de un servidor será puesta a prueba próximamente con los análisis de ADN pertinentes. Las mujeres telespectadoras del Grand Prix pueden quedar embarazadas por el simple hecho de observar los primeros planos de Ramón García.



Las ondas electromagnéticas que se corresponden con esas  poses y chascarrillos tan ensayados por  el presentador provocan en las telespectadores, al invadir su cuerpo, una inseminación instantánea, quedando embarazadas de forma irremisible.

No conocemos los motivos por las cuales Ramontxu ha desarrollado esta técnica de inseminación remota, pero sospechamos que lo hace con el fin de sofocar su afán de conquista. Nadie conoce sus planes, pero Ramón podría estar organizando su propio ejército de hijos con los que dominar el mundo de la televisión. ¿Acaso podría planteársenos un futuro más desesperanzador?