¿No os parece que se ve muy poco al nuevo Sumo Santo Pontífice? Los medios de comunicación están pasando bastante del nuevo Papa. Ya no interesan sus pontificados, sus concilios, sus bulas ni el resto de la basura a la que nos tienen acostumbrados.
La Iglesia necesita nuevas formas para llegar a la ciudadanía. Para salir en los medios lo ideal sería protagonizar algún tipo de escándalo... no sé: Ratzinger montándoselo con una negra lesbiana en mitad de la plaza de San Pedro, corriéndose encima de la Biblia, snifando coca en la homilía... ALGO!
Todas estas cosas parecen (todavía) improbables para disgusto de Aquí Hay Tomate. Lo que sí es cierto es que notamos al Santo Padre algo distante, aburrido... Parece ser que el subidón de haber sido nombrado nuevo Papa se le ha pasado y que ahora se ha acomodado. Ratzinger tiene la vida resuelta y lo sabe ¿para qué hacer nada más?
Allá lejos quedaron aquellos días atareados en los que tan sólo era un sucesor más. Aquellos días ocupados calculando la dosis exacta de cianuro para distribuir en los desayunos, comidas y cenas de Juan Pablo II. Aquellos días extenuantes de intenso casting a niños para poder llevarlos después a sus aposentos privados... Toda esa emoción pasó y ahora sólo queda un intenso aburrimiento, un vacío existencial.
Odiamos ver al Papa así, nos preocupamos por él, y por eso estamos barajando diversas actividades de las que un personaje tan relevante podría ocuparse.
Debería ser una tarea mecánica, repetitiva y fácil incluso para un mono lobotomizado, que haría sin duda las delicias de una mente preclara como la del Pontífice.
Mientras redactábamos este artículo se nos han ocurrido diversas alternativas.
- Ratzinger como recolector de fruta: este trabajo además le traería gratos recuerdos del Génesis, del Jardín del Edén y de la Manzana Prohibida: