Una Navidad con Paloma (pt. 2)

Primer artículo: http://sacapuntas.net/articulo/126
Nunca he entendido muy bien esto de la Navidad. El día 25 de Diciembre celebramos el nacimiento de Jesús, y pocos meses después, en Semana Santa, celebramos su muerte y
resurrección.
-Justino, ¿Cómo es posible que Jesús hiciese tantas cosas en sólo 4 meses?.
Esto ocurre el día 7 de Enero. Yo estaba en la parroquia, un poco asustada. Mi padre me había enviado allí porque había problemas en casa.
-Jesucristo vivió 33 años, Paloma -contestó Justino, y adelantándose a mi pregunta continuó.- Pero como resucitó, vive para siempre a la derecha del Padre.
Yo sigo sin entenderlo. Si celebramos la Navidad, por ejemplo, el 25 de Diciembre de 2005 tendríamos que esperar a Abril de 2038 para celebrar la Semana Santa.
La verdad es que no podía pensar con suficiente claridad por todo lo que había pasado en mi casa durante estas Navidades.
- ¿Sabías que son las 22:15 en Canberra, Justino?

Desde que mi padre pusiera el belén viviente me sentía incómoda en casa y pasaba mucho tiempo con Justino en la vicaría.
Por las noches apenas puedo dormir. Oigo un montón de ruidos extraños, el Niño Jesús llora, a la Virgen María a veces se la oye decir -Que te tomes el biberón, coño.
Mi padre ya tuvo problemas con ella porque quería ponerle al Niño pañales de trapo en vez de Dodot.
Una noche me desperté con ganas de ir al baño, me levanté y caminé de puntillas hasta la puerta. Nada se oía así que avancé hasta el baño.
Me llevé la mano a la boca para no gritar. De pie, delante del retrete, estaba Baltasar, el rey somalí, orinando.
Me quedé mirando a esa cosa enorme que le sobresalía. Nunca había visto algo así. Mi primo Segis en una ocasión me mostró algo parecido, pero no podía tratarse de lo mismo.
- ¿Tú querer regalo niña? -Baltasar me miró riendo. Cuando terminó, se guardó aquello y me cogió de la mano. Caminamos por el pasillo hasta llegar a Belén.
Aquella habitación por las noches se convertía en algo muy distinto a lo que mi padre mostraba orgulloso a los vecinos.
Baltasar había extendido una manta en mitad de Judea. José estaba ante ella, sostenía un CD de Chenoa en las manos y miraba la contraportada.
Melchor bebía vino con Gaspar, el lotero ludópata, mientras jugaban al mus.
Los toxicómanos de Proyecto Hombre se habían hecho fuertes en el palacio de Herodes. Después de haber terminado con toda la nieve artificial, algunos usaron el papel de aluminio del Río Jordán para calentar las papelinas.
La Virgen María se arreglaba las uñas con una lima y tarareaba canciones de Camela. El niño pastor que caga estaba muy pálido del tremendo esfuerzo realizada en los últimos días, y había adelgazado varios kilos.
A pesar de no estar preparada para esa visión de Belén, tengo que reconocer que es la primera vez que un Rey Mago en persona me hace un regalo: Baltasar me dio un reloj Casio que marca la hora de siete países distintos, retroiluminado por un LED verde con la pila a medio gastar.

-Y las 02:15 en Anchorage -continúo en la parroquia, Justino me mira un poco extrañado.
Lo último que vi al salir de casa por la mañana fueron los coches de la policía. Todos sabían que el día 7 tenían que salir de Belén, abandonar la habitación y volver al mundo real. Todos excepto el niño pastor que sufrió un prolapso rectal y abandonó Judea en ambulancia el día anterior.
A esas alturas la policía ya había conseguido desalojarlos, se los llevaron a  comisaría en un furgón excepto a Baltasar, que en cuanto vio al primer oficial tiró de la manta y desapareció como por arte de magia.
La magia de la Navidad.
Después de lo sucedido papá comentó -Paloma, hija. El año que viene ponemos un árbol.

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